Un nuevo estudio encontró que el consumo de café se podría asociar a un menor riesgo a largo plazo de cáncer de mama tras la menopausia. El trabajo, dirigido por Estefanía Toledo, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), se publicó en el European Journal of Nutrition.
Los resultados confirman algunas observaciones realizadas en otras investigaciones en las que el mayor consumo de café se asoció a un menor riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas.
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Detalles del estudio
El estudio ha contado con la participación de 10.812 mujeres del proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra) que proporcionaron información sobre sus hábitos de vida, ejercicio físico, historial médico y frecuencia de consumo de 136 alimentos, entre los que se incluía el café.
Además, actualizaron periódicamente su estado de salud, donde se incluía el estado pre o posmenopáusico y el historial familiar de cáncer de mama. Estas mujeres, libres de enfermedad al inicio, fueron evaluadas cada dos años durante una media de 10 años, tiempo en el que se confirmaron 101 casos nuevos.
Las participantes se dividieron al inicio en dos grupos: aquellas que consumían más de una taza de café al día y aquellas que consumían una taza o menos, informó Agencia Sinc.
“Si bien no se ha encontrado una asociación entre consumo de café y riesgo de cáncer de mama a nivel global, el consumo de más de una taza al día se relacionaba con un menor riesgo de este cáncer en mujeres posmenopáusicas”,
explica Toledo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.
Este trabajo forma parte de la tesis de Andrea Romanos-Nanclares, investigadora de la institución navarra que cuenta con una ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
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Los efectos positivos, también en el descafeinado
El motivo de este beneficio parece no ser la cafeína –también tiene efecto el café descafeinado–, sino otros componentes minoritarios como ácidos fenólicos (polifenoles), diterpenos o ácidos clorogénicos, entre otros.
Estos componentes siempre están presentes en el café, en diferentes proporciones en función de la variedad del café y su preparación, y han demostrado tener efectos antioxidantes, antiinflamatorios y antitumorales, como explica Cristina Sánchez- Quesada, primera autora del trabajo.
Por su parte, Estefanía Toledo resalta la “importancia de realizar más investigaciones en esta materia que incluyan un número mayor de mujeres para poder confirmar estos resultados”. Aun así, las conclusiones ahora publicadas apoyan las propuestas de incluir el café como parte de patrones alimentarios globales saludables.