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Los investigadores señalan una mayor prevalencia de ansiedad y depresión en las mujeres, lo que podría interferir incluso con las mejores intenciones de dejar el hábito de fumar.
En el estudio más reciente, en el que participaron más de 200 pacientes del Hospital St. Michael’s de Toronto, la prevalencia de ansiedad o depresión era del 41% en las mujeres, mientras que en los hombres era solo del 21%.
“La depresión y otros trastornos del estado de ánimo deben abordarse en las mujeres que fuman, sobre todo las que tienen enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular”, señaló la Dra. Beth Abramson, autora principal del estudio y profesora asociada de medicina de la Universidad de Toronto en una publicación de WebMD.
“Dejar de fumar es el factor de riesgo modificable más significativo para prevenir la enfermedad cardíaca en las mujeres, pero no hay una talla única para todos”,
anotó Abramson.
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Fumar y condiciones relacionadas
En la investigación, la edad promedio de los participantes era de 56 años, y casi un tercio eran mujeres. Los pacientes reportaron haber fumado un promedio de 18 cigarrillos diarios durante 37 años. Dos tercios tenían anormalidades de lípidos, como dislipidemia, en la que los niveles de lípidos en la sangre (triglicéridos y colesterol) se dispararon. Casi dos tercios tenían presión arterial alta, cerca de la mitad reportaron enfermedad cardiaca y más de un cuarto tenían depresión o ansiedad.
Después de seis meses, 58 (25%) participantes dejaron de fumar, mientras que 68 (29%) redujeron el número de cigarrillos fumados en más de la mitad. El número total de visitas a la clínica, el uso de medicamentos recetados como Chantix (vareniclina) para tratar la adicción al tabaco, el género y la capacidad de pagar el tratamiento influyeron en las probabilidades de éxito. Mientras que el uso de Chantix duplicó con creces las probabilidades de éxito. Pues las mujeres eran aproximadamente 50 por ciento menos propensas a dejar de fumar que los hombres.
¿Por qué las mujeres?
Fumar tabaco es la causa número uno de muerte evitable en todo el mundo. Y es responsable de 480.000 muertes anuales solo en los Estados Unidos. Alrededor del 12% de todas las mujeres estadounidenses de 18 años o más fuman tabaco, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.
“Aunque algunos estudios no han visto una diferencia entre hombres y mujeres cuando se trata de dejar de fumar, otros estudios han sugerido que el cerebro femenino reacciona de manera diferente a la nicotina”, señaló Patricia Folan, directora del Centro para el Control del Tabaco de Northwell Health, en Great Neck, Nueva York.
“Debido a esta diferencia, las mujeres podrían no tener tanto éxito en dejar de fumar cuando usan productos de reemplazo de nicotina“,
señaló Folan, aunque podrían tener éxito si toman Chantix o Wellbutrin (bupropión).
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Consejos para las mujeres
Folan agregó que “algunas mujeres tienen miedo de aumentar de peso después de dejar de fumar“. Por eso es importante aconsejar a las mujeres que después de dejar de fumar, la comida puede tener mejor sabor y olor, y se espera que aumenten un poco de peso.
“Abastecerse de alimentos saludables, sobre todo frutas y verduras, y mantenerse hidratado con abundante agua ayudará a evitar el aumento de peso“, dijo. Además, es muy probable que las mujeres tengan más energía y resistencia para hacer ejercicio cuando dejan de fumar. Esto puede ayudar a compensar el aumento de peso potencial y ayudar a aliviar el estrés.
Las mujeres también tienden a usar cigarrillos para lidiar con el estrés en sus vidas, agregó Folan. Por lo tanto, combinar el tratamiento con drogas con un cambio de comportamiento puede ayudar a las mujeres a dejar de fumar.
“Las aplicaciones para dejar de fumar, como la aplicación HelpMeQuit desarrollada por el Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York, están disponibles gratuitamente. Allí pueden hacer un seguimiento del progreso, ofrecer apoyo, proporcionar distracciones durante los antojos y ayudar a mantener a las personas motivadas”,
señaló Folan.
Sin embargo, las mujeres fuman y dejan de fumar por razones diferentes a las de los hombres. Por ejemplo, “algunas mujeres dejan de fumar durante el embarazo”, dijo Abramson. Por lo tanto, se necesita un estudio más amplio de mujeres con tratamientos centrados en la paciente y terapias a la medida. También, incluir la consejería específica para cada paciente, para abordar los diferentes factores biológicos y sociales involucrados.
Los hallazgos fueron presentados recientemente en el Congreso Cardiovascular Canadiense en Montreal. Dicha investigación se considera preliminar hasta que se publique en una revista revisada por pares.