La ducha vaginal es un método para limpiar el interior de la vagina mediante el uso de distintas sustancias que pueden estar compuestas por antisépticos, vinagre o aromas; mezclados con agua. Por lo general, estas duchas vienen en botellas, con un aplicador para hacer el lavado.
Normalmente al ducharse la mujer limpia la parte externa -superficial- de la vagina, mientras que estas duchas son para “asear” el interior de la vagina. Dicha práctica lejos de resultar beneficioso podría provocar serios problemas de salud.
Muchas mujeres acuden a esta técnica para “limpiar” su zona vaginal y eliminar el mal olor. Sin embargo, no es recomendable hacer este procedimiento, al menos no de forma regular; debido a que la vagina tiene bacterias benignas que protegen esta parte del cuerpo de infecciones. Los lavados vaginales pueden eliminar estos microorganismos y de esta forma se pueden desarrollar distintas enfermedades.
Según un reciente estudio, realizar estas duchas vaginales aumenta el riesgo de contraer infecciones por el Virus del Papiloma Humano (VPH); lo que puede provocar el desarrollo de cáncer de cuello uterino. De hecho, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos recomienda a las mujeres evitar el uso de estas duchas; pues puede desequilibrar el pH de esta zona y generar infecciones.
Los expertos aseguran que la vagina es un órgano que tiene la capacidad de limpiarse por sí solo, que elimina residuos de esta zona y balancea su pH. Por lo que basta con realizar la limpieza externa para mantener la vagina limpia. Si estás pensando en realizarte un lavado vaginal es mejor que lo consultes con tu médico antes de hacerlo.