De acuerdo a las recomendaciones médicas, la mejor manera de evitar contraer COVID-19 ha sido quedarnos en casa y evitar el contacto físico con personas distintas a con quienes convivimos diariamente en nuestros hogares.
Sin embargo, la falta de actividad física, propia del encierro, puede generar que el cuerpo empiece a presentar ciertas dolencias.
Permanecer durante tantos meses en completo sedentarismo, o con un nivel bajo de actividad física, puede llegar a debilitar el corazón, descompensar los niveles de glucosa, afectar los pulmones e incluso puede atacar la función cerebral, así como generar problemas de circulación y llegar a causar problemas de depresión.
Pérdida de masa muscular
Así como esta se va perdiendo con el paso de los años cuando entramos a una edad mayor, la falta de actividad puede generar lo mismo, ya que no hay una estimulación.
La pérdida de musculo, sin duda está relacionada con la pérdida de fuerza, por lo que puede que te duela más el cuerpo o te canses con mayor facilidad cuando intentes cargar algo tan simple como los víveres.
La función del cerebro se ralentiza
De acuerdo a la información publicada por el portal web de CNN en español, la práctica de algún tipo de ejercicio produce ciertas sustancias químicas en el cerebro que favorecen la descomposición de toxinas en la sangre, evitando que estas vayan al cerebro, donde pueden matar las células cerebrales.
Restringir entonces todo tipo de actividad deportiva y permanecer en completo sedentarismo, puede acelerar la presencia neurotoxinas en el cerebro.
Debilidad pulmonar
Muchas personas mayores o con complicaciones pulmonares han sido consideradas como población de alto riesgo, por lo que han sido unos de los más obedientes a la hora de cumplir las reglas de confinamiento. Pero esto no es del todo adecuado, si aun estando dentro de tu vivienda no intentas realizar cualquier tipo de actividad fisca, como el simple hecho de caminar, saltar la cuerda o divertirte con una clase de baile por internet, puede llegar a disminuir el flujo sanguíneo hacia tus pulmones, y así aparecer una condición que ya sea preexistente.
Aumento de peso
Este es sin duda un alto riesgo para el paciente diabético, pues es sabido que un descontrol en el peso puede alterar aún más los niveles de glucosa.
Es común que debido al estrés de atravesar por una situación que se ha vuelto tan extensa como esta pandemia, eleves tus niveles de estrés y, con él, la ansiedad o necesidad de comer constantemente, pero debe tenerse cuidado de no pasar al extremo de la obesidad, evitando la ingesta de alimentos procesados, altas cantidades de azúcar y excesos en harinas que pueden desencadenar en enfermedades metabólicas.
Con información de CNN.