Cinco cosas que quizás desconoces de las cesáreas

por Revista Ginecología y Obstetricia
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El parto por cesárea es un procedimiento quirúrgico utilizado para tener un bebé a través de incisiones en el abdomen y el útero.

Una cesárea puede programarse con anticipación si tienes complicaciones durante el embarazo o si ya tuviste una cesárea antes y no deseas un parto vaginal después de operación cesárea previa (PVDC). Sin embargo, a menudo, la necesidad de una primera cesárea no es evidente hasta que el trabajo de parto está en curso, informan en Mayo Clinic.

Si estás embarazada, saber qué puede suceder durante una cesárea, tanto durante el procedimiento como después de este, te ayudará a estar preparada. Por eso, Diana Oliver de El País explica cinco cosas que quizás no sabías de las cesáreas.

La recuperación física después de una cesárea

Según Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga y autora del libro Hablemos de vaginas (OBERON), la recuperación de la madre dependerá de muchos factores: si hay o no complicaciones derivadas de la cirugía, del estado de salud de base de la mujer y si existe obesidad o enfermedades debilitantes acompañantes.

“En general, si no hay complicaciones y el estado de salud es bueno, la recuperación física suele oscilar entre unos días a algunas semanas, dependiendo del ritmo de cada mujer”,

señala.

Eventración

“La cesárea, cuando hay alguna complicación, puede salvar vidas, pero hay que tener en cuenta que es una operación y, por tanto, tiene sus indicaciones precisas, pues como toda cirugía mayor, también tiene sus riesgos”,

cuenta Miriam Al Adib Mendiri.

Entre las complicaciones la ginecóloga destaca algunas como hemorragia, infección, efectos secundarios derivados de la anestesia, tromboembolismos, hematomas, seromas o lesiones de órganos adyacentes.

La cicatrización varía mucho de unas mujeres a otras. Algunas sufren un crecimiento exagerado de la cicatriz, formándose lo que se denominan queloides. Otra de las consecuencias puede ser la aparición de una hernia que cuando se produce en el lugar de una incisión quirúrgica recibe el nombre de eventración.

“Esto consiste en que una de las capas de la pared abdominal no cicatriza bien. En este caso queda un hueco por el que sale contenido abdominal, quedando así ese contenido de la hernia justo por debajo de la piel de la cicatriz, formando un bulto”,

explica Miriam Al Adib Mendiri.

Una complicación grave que puede tener la eventración es que esas vísceras que salen a través de ese defecto de la pared abdominal se estrangulen y no les llegue bien la vascularización, lo que sería un cuadro muy grave que requiere cirugía de urgencia. Según la ginecóloga, existen factores de riesgo que aumentan la frecuencia de la eventración como son la obesidad, la diabetes, las enfermedades que debilitan el sistema inmune, la infección de la incisión quirúrgica y la mala técnica.

La herida emocional

Para Sabina del Río, psicóloga perinatal y directora del centro de psicología especializado en maternidad Calma, aunque es importante no generalizar, hay cambios en el cuerpo de la mujer tras el embarazo y el parto que pueden vivirse muy mal (estrías, diástasis de rectos, incontinencia urinaria y/o fecal, suelo pélvico dañado). Y que pueden afectar en menor o mayor grado la autoestima de la mujer, su vida de pareja (muy importante también la vida sexual puede quedar afectada) y su vida social.

Entre las consecuencias a nivel emocional de una cesárea destaca:

  • El trauma: “Si se ha sentido miedo a la propia muerte o del bebé, o ha sido una cesárea de urgencia, o ha habido mucho dolor porque no se ha podido esperar a que haga efecto la anestesia”.
  • La depresión posparto: “Se puede vivir la cesárea como un fracaso como mujer, sensación de parto robado ante las expectativas que se tenían…”.
  • La tocofobia: “Se desarrolla miedo al parto y muchas mujeres no quieren tener más hijos”.
  • Dificultades en la vinculación con el bebé y en la instauración de la lactancia: “En muchos hospitales todavía se separa a la madre del bebé tras la cesárea, cuando está demostradísimo que las dos primeras horas tras el nacimiento deben ser sagradas y madre y recién nacido deben estar en contacto piel con piel”.

Un problema individual

Lamentaba Ada Colau, explican en El País, en el texto, que todo lo que tiene que ver con el cuerpo de la mujer tras el embarazo se entiende como un problema individual. ¿Debemos darle más visibilidad? ¿Es urgente más atención al cuerpo de la mujer? Para Sabina del Río, lo mejor que podemos hacer para ayudar a las mujeres en este tema concreto –y en general en referencia a todo lo relacionado con su salud ginecológica-obstétrica­–, es visibilizar y no minimizar, estigmatizar o incluso humillar.

“El cuerpo de la mujer y todo lo relacionado con su funcionamiento, durante siglos ha estado oculto. Una gran parte de las mujeres no conocen su cuerpo ni se relacionan con él con normalidad, no saben de las fases del ciclo menstrual, no han observado nunca sus genitales ni saben nombrar sus diferentes partes. El desconocimiento, por tanto, lleva también al no cuidado y a “asumir” todo lo relacionado con lo femenino como algo a ocultar”.

agregó la psicóloga

Para la psicóloga se trata de un tema familiar, social, educativo y sanitario. Sobre este último pilar considera que se están dando pasos porque son cada vez más los profesionales preocupados en formarse en el cuidado integral de la mujer: “Hay especialistas y centros sanitarios que ya incluyen unidades de la mujer donde se tratan específicamente todos estos problemas y donde se comienza a visibilizar, nombrar y normalizar su cuerpo y su funcionamiento”.

Negar sentimientos y restarles importancia

Algo que se dice habitualmente es que se tiende a restar importancia –a nivel social y familiar– y a negar los sentimientos negativos que puede provocar una cesárea. ¿Qué no se debería decir nunca en estos casos? Responde Sabina del Río que, aunque sean comentarios con la mejor intención, no se debe negar la importancia que puede tener para la mujer, minimizar el daño causado en su cuerpo y decir que eso no es grave o importante, que lo importante es que los dos están bien. “No se trata de que hagamos un drama, se puede desdramatizar lo que está viviendo la mujer sin quitarle su importancia”, señala. Un ejercicio tan complejo como necesario.

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