Desde hace algunos años se ha popularizado una costumbre ancestral proveniente de las culturas maya y coreana, que consiste en exponer la zona vaginal al vapor de algunas hierbas infundidas, ya que al parecer, pueden reducir algunas dolencias y favorecen una limpieza a profundidad.
Algunas mujeres aseguran que los beneficios de las vaporizaciones vaginales consisten en:
- Reducir los dolores mensturales
- Regular los ciclos menstruales
- Reducir el tamaño de los quistes ováricos
- Acelerar la sanación de infecciones urinarias crónicas
- Aumentar la líbido
- Mejorar la calidad del sueño
- Tratar desequilibrios hormonales
- Reducir los niveles de estrés
- Disminuir la intensidad y frecuencia de los dolores de cabeza
Sin embargo, no hay estudios científicos que comprueben que su práctica sea efectiva, por el contrario, los expertos advierten de posibles riesgos subyacentes a esta práctica, aún más cuando se lleva a cabo sin las precauciones necesarias.
Según una publicación divulgada en Culture, Health & Sexuality, esta práctica surgió a raíz de creencias sociales tales como que el cuerpo de la mujer es sucio, y que el ritmo de la vida contemporánea es dañina para la salud.
Pero contrario a lo que muchas personas creen, la higiene vaginal no requiere productos específicos para su limpieza, de manera que no es necesario utilizar jabones, vapores, talcos, baños o cualquier producto químico para la higiene femenina.
Dicho esto, se cree que el sobrecalentamiento de la región íntima puede propiciar la proliferación de bacterias y microorganismos responsables de infecciones, y aumenta el riesgo aún más, si los instrumentos con los que se realiza esta práctica no cuentan con las medidas higiénicas necesarias.