Si has tenido dolor o sensibilidad en la pelvis, la parte baja del abdomen o en la región lumbar, acompañado de algunos otros síntomas como fiebre, flujo vaginal con mal olor, cambios en el color o consistencia anormal, relaciones sexuales dolorosas, alteraciones menstruales o dolor al orinar, es probable que se trate de una Enfermedad pélvica inflamatoria (PID), por lo que es necesario que consultes a tu ginecólogo.
La Enfermedad pélvica inflamatoria (PID) es una infección bacteriana que involucra el aparato reproductor femenino superior, es decir, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. Se considera una complicación secundaria a infecciones de transmisión sexual (STD), principalmente Gonorrea o Clamidia; aunque en un menor porcentaje puede derivarse de otro tipo de infecciones.
La diseminación de los microorganismos ocurre de forma ascendente, es decir que, las bacterias de la vagina o del cuello uterino se desplazan hacia el aparato reproductor femenino superior e invaden estos órganos produciendo el cuadro infeccioso y todos los síntomas derivados. Para su diagnóstico, es necesario el examen físico y ginecológico completo por parte de un médico y la realización de pruebas diagnósticas adicionales que descarten otras causas.
El pilar del tratamiento en estas pacientes son los antibióticos, acompañados de antiinflamatorios. Es posible darlo de forma ambulatoria, sin embargo, en caso de presentar complicaciones o necesidad de tratamiento intravenoso, la paciente será hospitalizada. Además, cabe resaltar que se debe tratar a su/s pareja/s sexual/es.
Realmente la importancia de lograr un adecuado diagnóstico y tratamiento de la PID radica en disminuir el riesgo de complicaciones como embarazo ectópico, obstrucción de las trompas de Falopio, infertilidad, dolor pélvico o abdominal crónico, entre otras; ya que el daño ocasionado en los órganos reproductores secundarios a esta enfermedad, puede ser permanente.
Por: Dra. Karen G. Martínez.