Por: Lauren Lynch, MD
Especialista en Ginecología y Obstetricia
El parto prematuro es una condición médica que afecta un alto porcentaje de la población de mujeres embarazadas en Puerto Rico. Un embarazo a término dura aproximadamente 40 semanas desde la fecha de la última menstruación. Se define como un bebé prematuro aquel que nace antes de la semana 37. Mientras más prematuro el bebé, más complicaciones puede tener. Es un mito en nuestra cultura que “es mejor nacer a los siete meses que a los ocho meses”. Aún bebés que nacen a las 34 a 36 semanas pueden tener problemas respiratorios, de alimentación y muchos otros problemas porque sus órganos no están maduros.
Puerto Rico tiene una de las incidencias de nacimientos prematuros más altas del mundo. Los datos más recientes revelan que el 11.5% de todos los bebés en Puerto Rico nacen prematuramente. En otras palabras, casi 1 de cada 8 bebés nace antes de tiempo en nuestro país.
La causa más común de parto prematuro se desconoce, pero hay factores que pueden asociarse a que el útero comience a desarrollar contracciones cuando no se supone que esto ocurra. Estos pueden ser infecciones de orina, rotura prematura de membranas (“romper fuente”) o, que simplemente, se active el músculo del útero y presente contracción prematura (parto prematuro). Una vez la paciente desarrolla parto prematuro, el tratamiento consiste de administrar medicamentos para tratar de parar las contracciones.
Desafortunadamente, el número de medicamentos disponibles es sumamente limitado y no son muy eficaces. El medicamento que más se utiliza para este propósito es un bloqueador de los canales de calcio. Su eficacia es limitada, pero es considerado el mejor en este momento. En adición, pacientes que se encuentren entre las 24 y 36 semanas de gestación en peligro inminente de parir en los próximos 7 días deben recibir corticosteroides. Estos medicamentos no afectan las contracciones, pero ayudan a madurar los pulmones y otros órganos del bebe para que las complicaciones de prematurez sean menos severas. Aunque está comprobado que los corticosteroides ayudan a madurar los pulmones del bebé, no es ninguna garantía de que el bebé sea saludable al nacer.
Dado que el tratamiento de parto prematuro no es muy eficaz, nuestra meta es la prevención. Se sabe que hay múltiples factores de riesgo para parto prematuro, pero una vez identificadas como ‘alto riesgo’ hasta recientemente no había ninguna manera de prevenirlo. Afortunadamente, en los últimos años se ha descubierto que administrar progesterona a pacientes de alto riesgo disminuye significativamente la posibilidad de parto prematuro. Este hallazgo ha revolucionado el manejo y prevención de parto prematuro.
¿Quiénes tiene mayor riesgo de parto prematuro?
Uno de los factores más importantes es el haber tenido un bebé prematuro anteriormente. En un estudio que se condujo en los EE. UU en pacientes que habían tenido un bebé prematuro en el pasado (antes de las 37 semanas) encontraron que administrar una inyección semanal de 17‐hidroxiprogesterona (17‐P) entre las 16 y las 37 semanas disminuyó el riesgo de otro parto prematuro un 40%. Desde entonces, el Colegio Americano De Obstetras y Ginecólogos (ACOG) recomienda que toda paciente con historial de parto prematuro previo reciba estas inyecciones.
Aunque las inyecciones de 17‐P son altamente efectivas, la mayoría de las pacientes que desarrollan parto prematuro no han tenido un bebé prematuro en el pasado y no serían candidatas a recibir el medicamento. A consecuencia, se han investigado métodos para identificar a las demás pacientes a riesgo de tener un nacimiento prematuro. El cuello uterino (“cuello de la matriz”) generalmente sufre cambios antes de que la paciente desarrolle parto prematuro. Estos cambios son acortamiento y “funneling”, y se pueden ver por sonografia.
Se considera que el cuello uterino promedio mide 3.4 centímetros y que está corto si mide menos de 2.5 centímetros de largo. Se ha determinado que medir el largo del cuello uterino mediante sonografía endovaginal puede identificar a la mayoría de las pacientes con un riesgo alto de parir prematuramente. Este sonograma endovaginal debe hacerse de una manera específica y siguiendo un protocolo de manera que sea más preciso. Idealmente, esta medida debe hacerse entre las 18 y 24 semanas de gestación. Varios estudios han demostrado que administrar progesterona a pacientes con acortamiento de cuello uterino disminuye el riesgo de parir prematuramente en aproximadamente un 40%.
Si usted ha tenido un parto prematuro en el pasado y está embarazada, consulté con su obstetra para recibir inyecciones de 17‐P para prevención de parto prematuro. Aquellas pacientes sin historial previo son candidatas para sonografía endovaginal para medir el largo del cuello uterino. Aquellas con acortamiento deben discutir con su médico la posibilidad de recibir progesterona para tratar de evitar que tengan un bebé prematuro.