La expresión de afecto y los abrazos son tan necesarios en los seres humanos para tener una buena salud, así lo confirman varios estudios en Estados Unidos.
Cuando recibimos un abrazo los corpúsculos de Meissner reciben la señal del tacto y la envía a la corteza cerebral. Por otro lado, los mecanorreceptores que se activan especialmente en labios y manos, reciben estímulos como la temperatura o la presión y así es codificada cerebralmente y asimilada como caricia, pellizco, cosquillas y abrazos.
Esto ocurre en nuestro cuerpo cuando recibimos un abrazo
- Segregamos oxitocina y endorfinas que reducen los niveles de cortisol y adrenalina, (las hormonas del estrés) y nos ayudan a sentirnos más relajados.
- Liberamos serotonina y dopamina que contribuyen al bienestar y la calma.
- Activamos el sistema límbico encargado de la regulación emocional, eso contribuye a reforzar los vínculos afectivos como la confianza o el apego.
Según el investigador de la Universidad de Claremont, Paul Zak, los abrazos tienen tantos beneficios psicofisiológicos “ha llegado incluso a “prescribir” 8 abrazos al día como forma de liberar oxitocina y mejorar el bienestar”.
- Reducen el estrés y la tensión.
- Aportan seguridad y protección.
- Promueven bienestar y calma.
- Mejoran la autoestima, el empoderamiento.
- Regulan el estado de ánimo y el nivel de energía.
- Estimula la capacidad sensitiva.
- Refuerzan los procesos de memoria y aprendizaje. La dopamina aumenta el buen humor y la motivación. Las emociones también asientan los recuerdos.
- A nivel fisiológico reduce la presión arterial y ralentiza la respiración.
- Hay estudios que refieren mejorías en cefaleas, insomnio, regulación del apetito, dolor crónico, ralentización del envejecimiento (por la hormona DHEA) y refuerzo del sistema inmunológico.
- Potencian las relaciones interpersonales y sentimientos de conexión
La falta de abrazos aumenta el malestar psicológico e impacta negativamente en la salud mental de muchas personas.