El brasier o sujetador está diseñado, básicamente, para sostener las mamas, sin embargo, la gran mayoría de mujeres se inclina ahora por usar sujetadores de lencería, en vez de sujetadores cómodos y ergonómicos.
Casi el 70% de las mujeres utilizan a diario sujetadores inadecuados para la salud de sus senos, eso asegura la doctora Carmen Sala Salmerón, ginecóloga de la Clínica Gine-3 de Barcelona-España.
Este hábito, sobre todo estético, tiene dos consecuencias nada favorables: uno, la mastalgia, que son molestias y dolores constantes en los senos; y dos, la ptosis, que es la caída prematura de las mamas hacia el abdomen.
“Al recibir en la consulta a cualquiera de las numerosas mujeres que se citan por un dolor en la mama, lo primero que hago es decirles que no se quiten el sujetador; y cuando salen del vestuario-cambiador no me queda más remedio que exclamar… ¡dónde vas con eso!… Ya no usan sujetadores, sino prendas de lencería más o menos sexis para resultar más atractivas”,
señala la Dr. Carmen Sala.
El deseo principal para utilizar este tipo de sujetadores es que se ajusten perfectamente a la medida de sus pechos, a su estilo, su personalidad y a las necesidades que se adapten a cada una de sus expectativas del día o de la noche.
Economía o salud
No obstante, esta prenda íntima, ligera y sutil suele resultar poco saludable para los senos, frente a prendas verdaderamente diseñadas para este fin, pues no cumplen con las verdaderas necesidades de un sujetador.
“Además, son prendas realmente económicas, de manera que cada mujer pueda tener en su semanario un cajón repleto de lencería, en cambio, en las mercerías, una tienda tradicional que es una especie de consulta materna, expertas en prendas íntimas de mujer, priman tanto la calidad de los materiales como la comodidad de una buena sujeción, nunca reñida con el atractivo físico de la mujer”,
explica la ginecóloga.
Los sujetadores de mala calidad, baratos, comercializados incluso a través de las aplicaciones web en los dispositivos móviles, no solo generan dolores mamarios y musculares por una mal diseño o por su fabricación con materiales ineficaces, sino que adelantan la caída natural de las mamas.
“¡Cuántas niñas jóvenes tienen ya las mamas caídas, algo que antes solo veía a las mujeres con más de 50 o 60 años de edad! Cada mama se aguanta en el tórax por medio de unos ligamentos muy finos que se fijan a los músculos pectorales, un agarre deficiente, superficial, que pierde firmeza con el paso del tiempo, los embarazos, la lactancia, el toples casero, playero y discotequero, o por el peso de los implantes de silicona, hace caer a plomo la mama que sujeta”,
concluye la Dr. Sala.