Candidiasis: el desafío clínico de un hongo que reta a los medicamentos

por Revista Ginecología y Obstetricia
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Por:  Jorge A. Negron-Casasnovas, Md, FACOG 
Obstetra - Ginecólogo

La candidiasis es la infección vulvovaginal más común después de las bacterianas y causal de alrededor de 1.4 millones de visitas anuales al ginecólogo en los Estados Unidos. El responsable del 80% de estas infecciones es un género de hongos unicelulares conocido como Candida albicans. Este hongo es habitante habitual y asintomático de la vagina, cavidad oral, tracto gastrointestinal y la piel en la mayoría de los humanos.

La cándida es un organismo oportunista y, cuando las circunstancias son favorables, este hongo se puede reproducir y producir síntomas de infección en la piel y particularmente en el área vulvovaginal. El resto de las infecciones son causadas por otras especies menos comunes como Candida tropicalis y Candida flagratta. Estas últimas, aunque mucho menos comunes, suelen ser más resistentes a los medicamentos. 

Pacientes con mayor riesgo de desarrollar candidiasis

Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollo de síntomas. Estas son más prevalentes en mujeres diabéticas, obesas, embarazadas y las que han recibido tratamiento con antibióticos. Además, aquellos pacientes con condiciones que comprometen el sistema inmunológico como SIDA, recipientes de esteroides y quimioterapia, recipientes de medicamentos biológicos para tratamiento de condiciones autoinmunes y pacientes con los nuevos medicamentos para la diabetes que inhiben la absorción de azúcar por el riñón y aumentan la excreción de azúcar en la orina. También es común en pacientes con incontinencia urinaria con uso crónico de pañales sanitarios. 

Los antibióticos reducen o eliminan la población de bacterias en la flora vaginal normal, particularmente la de Lactobacillus acidophilus que, mediante la producción de ácido láctico, protege la vagina y mantiene un ambiente ácido. Estas bacterias también generan inhibidores biológicos que impiden el crecimiento del hongo. 

Síntomas

Los hongos producen sustancias como producto de su metabolismo. Las mismas son cáusticas y crean una reacción inflamatoria en la mucosa vulvovaginal parecida a una quemadura química. Por eso ocurren síntomas de ardor, enrojecimiento e hinchazón en la mucosa de la vagina y la vulva. Al verse afectada la mucosa de la entrada de la uretra se pueden desarrollar síntomas como ardor al orinar.

Esto confunde y, en numerosas ocasiones, puede llevar a un diagnóstico equivocado. Otro síntoma común es un flujo vaginal blanco mal oliente que forma grumos parecido a leche cortada. Los síntomas son más notables en los días previos a la menstruación, los cuales disminuyen durante la regla y vuelven a aparecer luego de esta. Muchas pacientes tienen relaciones sexuales dolorosas y se quejan de una sensación de resequedad vaginal o como si raspara aun teniendo una lubricación adecuada. En mujeres posmenopaúsicas se confunde frecuentemente con síntomas atribuidos a atrofia vaginal por falta de estrógeno. 

Diagnóstico

El diagnóstico de esta condición se hace mediante un historial dirigido a identificar los síntomas y un examen pélvico que debe incluir una inspección visual de la vulva y la vagina. En algunos casos este diagnóstico se puede confirmar mediante la toma de una muestra de secreciones vaginales a la cual se añade una gota de cloruro de potasio (KOH) y se examina bajo el microscopio. La presencia de hifas de Candida en conjunto con los síntomas es confirmatorio de la presencia de la infección. 

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Tratamiento

El tratamiento de esta condición consiste en el uso de medicamentos activos contra Candida. Los más comunes son los azoles. El tratamiento oral con fluconazol es el más efectivo y fácil. Las cremas vaginales de miconazol y clotrimazol son igualmente efectivas, pero requieren administración del medicamento mediante aplicación de cremas, óvulos y supositorios dentro de la vagina. 

En los pacientes con infecciones recurrentes o resistentes es necesario utilizar medicamentos orales por tiempo prolongado para reducir la frecuencia de los episodios sintomáticos. 

La frecuencia de estas infecciones aumenta durante las épocas de calor y humedad intensa que, en nuestro ambiente tropical, es prácticamente todo el año. Mantener ropa mojada durante los viajes a la playa, el uso prolongado de ropa atlética después de hacer ejercicio, el uso crónico de toallas sanitarias “panty shields”, el lavado agresivo de la vagina y el uso de duchas vaginales son los factores precipitantes más comunes. Las duchas tienen el efecto de remover físicamente la flora normal de la vagina y dejar el camino abierto a los hongos. 

El uso de probióticos y las duchas vaginales de yogur con cultivos vivos de Lactobacillos acidophilus, la principal bacteria habitante en la flora vaginal, no ha demostrado en estudios clínicos que disminuya la incidencia de infecciones. Aun así, su ingesta es una forma barata y eficiente de reponer la flora vaginal. 

Prevención

La prevención es siempre la mejor forma de reducir la incidencia de esta condición, así sea proactiva:

  • Use ropa fresca de algodón. 
  • Use ropa atlética que respire y permita la eliminación del calor y la humedad. 
  • Si sale de la playa o gimnasio no se quede con la ropa mojada por tiempo prolongado. 

Esté consciente de que el uso indiscriminado de antibióticos para catarros de origen viral no cura el catarro, pero aumenta la probabilidad de una visita al ginecólogo por síntomas de infección vaginal. 

El sentido común, la prevención y una visita pronta y oportuna a su médico son las mejores armas para combatir esta condición. 

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