El Virus del Papiloma Humano (HPV) es un virus que se ha visto directamente relacionado con la aparición de Cáncer de cuello uterino, el cual sigue posicionado como uno de los cánceres ginecológicos más frecuentes en mujeres, a pesar de los avances en prevención y detección temprana.
Teniendo en cuenta el panorama, se están desarrollando nuevos enfoques terapéuticos para esta enfermedad. Uno de ellos es la vacunación terapéutica dirigida a la cepa 16 del Virus del papiloma humano (HPV16), que en un ensayo clínico publicado por la revista “Science Translational Medicine” fue aplicada a 77 pacientes con cáncer cervical avanzado, recurrente o metastásico que también estaban recibiendo quimioterapia estándar con Carboplatino y Paclitaxel.
Este nuevo régimen combinado de vacuna y quimioterapia estándar mostró resultados positivos al mejorar la inmunidad de las pacientes contra el cáncer y prolongar su supervivencia en etapa terminal, luego de agotar todas las opciones de tratamiento disponibles.
El mecanismo por el cual esto sucede se explica por el trabajo en equipo que realizan ambos componentes. En primer lugar, las vacunas terapéuticas aumentan el número de células T en el organismo, las cuales reconocen los tumores generando una inmunidad antitumoral más fuerte. Por otro lado, la quimioterapia Carboplatino/Paclitaxel reduce a nivel local y sistémico los números anormales de células mieloides que actúan suprimiendo la actividad de las células T. Lo que quiere decir que, los fármacos reducen la cantidad de células mieloides supresoras y permiten que al aplicar la vacuna contra el HPV se estimulen mejor las células T que ayudan a combatir la enfermedad.
Al finalizar el estudio, el 43% de las pacientes lograron regresión tumoral y otro 43% continuó con una enfermedad estable. Además, las pacientes que mostraron respuestas más fuertes a la vacuna tuvieron una mediana de supervivencia general más larga (16.8 meses) en comparación con las pacientes que mostraron respuestas más débiles (11.2 meses). Por todo lo anterior, se concluye que la quimioinmunoterapia puede explotarse en beneficio de los pacientes con cáncer avanzado según un modo de acción definido.