Una vez inicia la fecundación del óvulo por el espermatozoide, la mujer no presenta ningún tipo de síntoma. Sin embargo, sí hay la posibilidad de que haya un sangrado, llamado sangrado de implantación debido a que el embrión se adhiere a la pared interna del útero, rompiendo pequeñas venas y arterias del endometrio.
La implantación embrionaria suele iniciar entre el séptimo u octavo día después de la fecundación, y puede durar varios días. A partir de este momento, hay un aumento de la producción de hormonas del embarazo, responsables de los cotidianos síntomas de las mujeres gestantes.
- Este proceso se presenta en 3 de cada 10 mujeres
- Es un sangrado escaso de menor duración. En algunas ocasiones este sangrado puede durar de 24 y 48, a durar algunos días.
- A diferencia del sangrado por la menstruación, el sangrado por implantación puede ser rosado suave o color oscuro, similar al que aparece al finalizar la regla.
- El sangrado no genera dolores fuertes como los cólicos, pero sí puede generar molestias leves en el abdomen bajo.
¿Cómo diferenciar el sangrado de implantación de un aborto?
Desafortunadamente, cuando los abortos ocurren de manera precoz, el sangrado que producen puede ser confundido con el sangrado de implantación o con la menstruación.
A diferencia del sangrado de implantación, los abortos se acompañan de un dolor bajo más fuerte y un sangrado más abundante, en algunas ocasiones acompañado de cóagulos.
Por lo general, este tipo de sangrados no requieren de una medida especial o tratamiento al no suponer un riesgo para el embarazo. Sin embargo, lo recomendable es asistir con un especialista tan pronto se presenta el sangrado para descartar cualquier complicación.
Aún así, es de vital importancia realizar los exámenes correspondientes y el seguimiento adecuado del embarazo desde la primera sospecha.