La enfermedad de Parkinson afecta de forma diferente a mujeres y hombres

por Revista Ginecología y Obstetricia
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La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico, de progresión lenta que afecta el movimiento, el control muscular, el equilibrio y, además, desencadena alteraciones en la función cognitiva. Es el segundo trastorno neurodegenerativo más común relacionado con la edad, luego de la enfermedad de Alzheimer.

Se ha observado que el riesgo de desarrollar esta patología es dos veces mayor en los hombres que en las mujeres, pero las mujeres experimentan una progresión más rápida de la enfermedad y una tasa de supervivencia más baja. Por esto, científicos del Laboratorio de Neurobiología Celular y Molecular del Instituto Neurológico Nacional Fondazione Mondino en Italia realizaron una revisión de la literatura científica publicada en la revista “Journal of Parkinson’s Disease” en la cual se explican las diferencias de esta enfermedad en relación al sexo biológico del paciente.  

Investigaciones recientes han demostrado que las mujeres y los hombres tienen síntomas motores y no motores distintivos a medida que progresa su enfermedad. Los síntomas motores aparecen más tarde en las mujeres: el temblor es un primer síntoma común asociado a caídas recurrentes y síndromes de dolor más severos con características específicas como una menor rigidez, una mayor propensión a desarrollar inestabilidad postural y un riesgo elevado de complicaciones motoras relacionadas con la levodopa (medicamento usado en este trastorno).

Por el contrario, los pacientes masculinos con Parkinson muestran problemas posturales más graves y tienen peor capacidad cognitiva. La congelación de la marcha y otras complicaciones motoras más incapacitantes se desarrollan más tarde en los hombres; sin embargo, están en un mayor riesgo de desarrollar camptocormia (flexión anormal y severa del tronco al estar de pie o al caminar).

Respecto a los síntomas no motores, se llegó a la conclusión de que síntomas como la fatiga, la depresión, las piernas inquietas, el estreñimiento, el dolor, la pérdida del gusto o del olfato, el cambio de peso y la sudoración excesiva son más frecuentes y graves en las mujeres.

Los autores observan que las características clínicas distintivas, así como la contribución de los diferentes factores de riesgo, apoyan la idea de que el desarrollo del Parkinson podría implicar mecanismos patogenéticos distintos (o el mismo mecanismo, pero de forma diferente) en mujeres y hombres. En este sentido, destacan la importancia de los estrógenos, que juegan un papel importante en las diferencias de sexo, proporcionando protección contra la enfermedad, como lo demuestra la incidencia similar de la enfermedad en hombres y mujeres posmenopáusicas.

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