Se estima que aproximadamente 60 mujeres han viajado al espacio. Entre ellas, el pasado viernes, las astronautas estadounidenses Jessica Meir y Christina Koch quienes realizaron la primera caminata espacial protagonizada solamente por mujeres.
La primera mujer en hacerlo fue la soviética Valentina Tereshkova 1963. Veinte años después, en 1983, Sally Ride se convirtió en la tercera mujer y la primera de Estados Unidos en ir al espacio.
Pero ¿cómo afectan los viajes espaciales a las mujeres?
La doctora Varsha Jain trabaja desde hace una década como ginecóloga espacial. Jain combinó su trabajo en la NASA sobre la salud de las astronautas, con sus investigaciones en el Centro MRC de Salud Reproductiva de la Universidad de Edimburgo, en Escocia.
En una entrevista con Emma Barnet, de BBC Radio 5 Live y publicada en BBC aseguró que la adaptación al espacio es similar en hombres y mujeres, pero hay algunas diferencias.
“Las mujeres tienen mayores probabilidades de sentir malestar cuando viajan hacia el espacio, y los hombres en su viaje de regreso. Los hombres tienen más problemas que las mujeres con la visión y audición luego de volver a la Tierra. Pero las mujeres a su regreso tienen dificultades con su presión arterial, por lo que es más común que puedan desmayarse”,
dijo la ginecóloga.
Menstruación
En el viaje de Sally Ride los ingenieros no lo consideraron como un problema mayor sino como ‘ir de viaje a un campamento’. De hecho, estimaron que necesitaría 200 tampones cada semana. Una cifra exagerada.
La experta dijo a BBC que “la mayoría de las astronautas hoy en día toma la píldora anticonceptiva para no tener la menstruación durante el viaje. Y es una medida aceptable porque se trata de mujeres saludables”.
“Una de mis investigaciones se centró en buscar formas más efectivas de suspender la menstruación, como la espiral anticonceptiva”,
agregó.
Sangre y retretes
Los ingenieros al principio no tenían previsto la presencia de sangre, pues la orina se recicla para obtener agua potable.
“En el espacio, la sangre es considerada un material sólido y ninguno de los retretes puede diferenciar sólidos en un material líquido. Por ello, el agua en la sangre no es reciclada”,
dijo la especialista.
Jain también dijo que hay limitaciones en el uso del agua para higiene personal, por lo que mantener esa higiene si una astronauta está menstruando puede ser un desafío
Reproducción
Hasta el momento, explica Jain, no hay pruebas de que las misiones espaciales afecten la capacidad de una mujer de tener niños.
“Creo que la NASA es líder en el sentido de apoyar a los astronautas. La opción de congelar óvulos o esperma antes de una misión es totalmente personal, según lo que yo sé. La NASA no tiene ningún protocolo sobre lo que deben hacer los astronautas en este sentido antes de una misión”,
dice.
Lo que sí aclaró es que los astronautas están expuestos a un mayor riesgo de radiación en el espacio y no se ha estudiado el impacto que esto pueda tener en la fertilidad de las mujeres pues estas nacen con todos los óvulos que necesitarán durante su vida.