Foto: Shutterstock
Muchos de los cosméticos que usamos pueden contener niveles altos de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), de acuerdo con un reciente estudio americano.
Estas sustancias se han relacionado con diversos trastornos en la salud como cáncer, problemas en los embarazos o alteraciones hormonales
¿QUÉ SON LOS PFAS?
Los PFAS son un grupo de agentes químicos que se utilizan en diversas industrias en todo el mundo. Algunos de ellos (especialmente los denominados PFOA y PFOS) tardan mucho en degradarse y pueden acumularse con el paso del tiempo, tanto en el medioambiente como en el cuerpo humano.
Los PFAS se utilizan a menudo por su resistencia al agua y porque forman una película resistente que repele el agua y la grasa.
La exposición a estas sustancias puede tener efectos perjudiciales en la salud humana. De acuerdo con la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA):
- Algunos PFAS son tóxicos para la reproducción y pueden dañar el desarrollo de los fetos.
- Se ha demostrado que varios PFAS causan cáncer.
- Se sospecha que algunos interfieren con el sistema endocrino (hormonal) humano.
A pesar de que en las últimas décadas muchos fabricantes han empezado a sustituir los PFAS más perjudiciales por otras sustancias, aún pueden encontrarse en revestimientos antimanchas de tejidos y moquetas, pinturas y barnices, muebles, zapatos, algunos utensilios de cocina antiadherentes, telas tratadas, envoltorios de comida rápida, espumas extintoras, abrillantadores de suelos o fórmulas de insecticidas, entre otros.
PFAS EN LOS COSMÉTICOS
De acuerdo con un reciente estudio, el uso de PFAS estaría también bastante generalizado en los cosméticos.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Notre Dame (EE.UU.) analizó la composición de más de 200 cosméticos como correctores, bases de maquillaje y productos para ojos, cejas y labios comprados en tiendas de Estados Unidos y Canadá.
Encontraron altos niveles de flúor, un indicador del uso de PFAS en el producto, en:
- El 56% de las bases de maquillaje y productos para ojos.
- El 48% de los productos para labios.
- El 47% de las máscaras de ojos.
“Estos resultados son particularmente preocupantes cuando se considera el riesgo de exposición del consumidor combinado con el tamaño y la escala de una industria multimillonaria que ofrece estos productos a millones de consumidores diariamente“, comenta Graham Peaslee, profesor de física en la Universidad de Notre Dame y uno de los autores del estudio.
Son productos que se aplican alrededor de los ojos y la boca y pueden ser absorbidos a través de la piel o el conducto lagrimal, así como ser inhalados o ingeridos. “El PFAS es una sustancia química persistente, cuando entra el torrente sanguíneo, permanece allí y se acumula”, alerta.
Pero la presencia de los PFAS en los cosméticos no solo supone un riesgo para las personas que los usan, también los es a un nivel más global, como señala el profesor: “También existe el riesgo adicional de contaminación ambiental asociado con la fabricación y eliminación de estos productos, lo que podría afectar a muchas más personas“.
Los investigadores destacan que hallaron niveles de flúor especialmente altos en los lápices labiales líquidos, el rímel waterproof (a prueba de agua) y las bases de maquillaje que se anuncian como “de larga duración” o “resistentes”, algo que se corresponde con las propiedades de los PFAS.
ETIQUETADO DE LOS PRODUCTOS
Otro punto preocupante del informe es que los PFAS en la mayoría de casos no aparecían en el etiquetado de los productos.
“Nuestras mediciones indican un uso generalizado de PFAS en estos productos, pero es importante tener en cuenta que es difícil estimar el alcance total del uso de químicos fluorados en los cosméticos debido a la falta de estrictos requisitos de etiquetado en ambos países (EE.UU. y Canadá)“, señala Peaslee.
- En la Unión Europea existen restricciones sobre el uso y el etiquetado de algunos PFAS y comités científicos que analizan y proponen la prohibición de aquellas sustancias que se demuestra que son perjudiciales, aunque aún queda camino por recorrer.