La copa menstrual ha sido un salvavidas para las mujeres y el medio ambiente ya que ha
ayudado a muchas mujeres a salir de la incomodidad que puede causar tener un tampón o
toalla higiénica en su vida diaria.
La primera vez que escuchamos sobre una copa menstrual fue en 1973 por medio de la
actriz estadounidense, Leona Chalmers, desde ahí se fabricaron de caucho y látex, después
de unos años dejó de salir al mercado ya que creaba alergias en las mujeres; En el año 2000
apareció una vez más la copa menstrual con una nueva novedad que le dio un éxito total ya
que no contiene látex y de ahí se dio paso a la fabricación de copas menstruales de silicona.
Las copas que podemos encontrar hoy en día en los supermercados son mucho más
cómodas, de diferentes tamaño, hipoalergénicas y con una gran conciencia ambiental por
lo cual hace que desde el 2015 se haya vuelto las preferidas por muchas mujeres en todo el
mundo, además de ayudar en su seguridad a la hora de ejecutar su vida cotidiana, sin sentir
la incertidumbre de poder mancharse en su día a día.
La copa menstrual es un mecanismo flexible que se pone dentro de la vagina en los días de
menstruación, ellas están hechas de silicona o goma y existen dos tipos: vaginal y cervical;
La copa vaginal se debe colocar en la vigina y la copa cervical se coloca alrededor del
cuello del útero, en lo alto de la vagina, estas son las formas correctas de postura de la copa
dependiendo de su tamaño.
Según las recomendaciones del Dr Tatnai Burnett : “al utilizar un copa reutilizable se debe
vaciar cuando esté llena, lavarla y luego colocarla de nuevo en la vagina, también hay que
tener en cuenta que este método debe desocuparse en un lapso de tiempo de cuatro a 12
horas, esto depende de la abundancia de menstruación que tenga la persona’’.
Este mecanismo puede durar hasta 10 años, a diferencia de una copa menstrual desechable,
esta la debes de botar después de usarla. Según las investigaciones el goteo menstrual en
una copa es similar o menor que el del uso de una toalla y tampones.