El estrés en el embarazo afectaría el cerebro del bebé

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Saber que su feto tiene una enfermedad cardíaca congénita causa estrés, ansiedad y depresión materna tan pronunciados que los fetos de estas mujeres terminan con un desarrollo deteriorado en regiones clave del cerebro antes de nacer. Según una investigación publicada en línea en la revista JAMA Pediatrics.

Si bien se necesita investigación adicional, los autores del estudio del Children’s National Hospital, de Washington D.C. (Estados Unidos), dicen que estos hallazgos sin precedentes subrayan la necesidad de un cribado universal para la angustia psicológica como parte rutinaria de la atención prenatal. Así como tomar otras medidas para apoyar a las embarazadas estresadas y así proteger el cerebro en desarrollo de sus recién nacidos.

Nos alarmó el alto porcentaje de mujeres embarazadas con un diagnóstico de un problema cardíaco fetal importante que dieron positivo por estrés, ansiedad y depresión“, aseguró Catherine Limperopoulos. Ella es directora del Centro para el Desarrollo del Cerebro en el Children’s National y autora del estudio a Redacción Médica.

“Igualmente preocupante es la prevalencia de la angustia psicológica entre las mujeres embarazadas en general. Reportamos por primera vez que este entorno prenatal complicado afecta las regiones del cerebro fetal que juegan un papel importante en el aprendizaje, la memoria, la coordinación y el desarrollo social y conductual. Haciendo aún más importante para nosotros identificar a estas mujeres temprano durante el embarazo para poder intervenir a tiempo”,

agrega.

Defecto congénito más común

La cardiopatía congénita, debida a problemas estructurales con el corazón, es el defecto congénito más común. Aún así, no está claro cómo la exposición al estrés materno afecta el desarrollo del cerebro en los fetos con esta patología.

El equipo de estudio multidisciplinario incluyó a 48 mujeres cuyos fetos no nacidos habían sido diagnosticados con cardiopatía congénita y 92 mujeres sanas con embarazos no complicados. Usando herramientas de detección validadas, encontraron que el 65 por ciento de las mujeres embarazadas que esperaban un bebé con cardiopatía congénita dieron positivo por estrés. Pero un 27 por ciento de las mujeres con embarazos sin complicaciones también dieron positivo por estrés.

Por lo que se refiere a la ansiedad, la presentaba el 44 por ciento de las embarazadas que esperaban un bebé con cardiopatía congénita dieron positivo por ansiedad frente al 26 por ciento de las mujeres con embarazos no complicados. Igualmente, el 29 por ciento de las embarazadas que esperaban un bebé con cardiopatía dieron positivo frente al nueve por ciento de aquellas con embarazos sin complicaciones.

Procedimiento

En total, realizaron 223 sesiones de resonancia magnética fetal para estos 140 fetos entre las 21 y 40 semanas de gestación. Midieron el volumen cerebral en centímetros cúbicos para el cerebro total, así como medidas volumétricas para regiones clave como el cerebro, el cerebelo, el tronco encefálico y el hipocampo izquierdo y derecho.

El estrés y la ansiedad materna en el segundo trimestre se asociaron con hipocampo izquierdo más pequeño y cerebelos más pequeños solo en embarazos afectados por CHD fetal.

Además, las regiones específicas (la cabeza y el cuerpo del hipocampo y el lóbulo cerebeloso izquierdo) eran más susceptibles al retraso en el crecimiento. El hipocampo es clave para la memoria y el aprendizaje. Mientras que el cerebelo controla la coordinación motora y desempeña un papel en el desarrollo social y conductual.

El hipocampo es una estructura cerebral que se sabe que es muy sensible al estrés. El momento del diagnóstico de caridiopatía congénita puede haber ocurrido en un momento particularmente vulnerable para el desarrollo del cerebelo fetal, que crece más rápido que cualquier otra estructura cerebral en la segunda mitad de la gestación, particularmente en el tercer trimestre.

“Problema de recursos insuficientes”

Ninguna de estas mujeres había sido sometida a pruebas de detección de depresión o ansiedad prenatales. Ninguna de ellas estaba tomando medicamentos. Y ninguna de ellas había recibido intervenciones de salud mental. En el grupo de mujeres que padecían cardiopatía fetal, el 81 por ciento había asistido a la universidad y el 75 por ciento tenía educación profesional, por lo que esto no parece ser un problema de recursos insuficientes“, apunta Limperopoulos.

“Es fundamental que hagamos estos exámenes de forma rutinaria y proporcionemos a las mujeres embarazadas acceso a intervenciones para reducir sus niveles de estrés. Trabajando con nuestros socios de la comunidad, el Children’s National está haciendo exactamente eso para ayudar a reducir el estrés prenatal tóxico para la salud de la madre y para los futuros recién nacidos. Esperamos que esto se convierta en una práctica estándar en otros lugares”,

advierte.

Yao Wu, investigadora asociada que trabaja con Limperopoulos en Children’s National y autora principal del estudio avanza que su próximo objetivo dijo:

“Es explorar intervenciones conductuales cognitivas prenatales efectivas para reducir la angustia psicológica que sienten las mujeres embarazadas y mejorar el desarrollo neurológico en bebés con cardiopatía congénita”.

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