La episiotomía es un corte para agrandar el canal del parto de manera controlada. Puede evitar complicaciones, pero su aplicación debe ser individualizada y valorada por el profesional.
La adecuada indicación de una episiotomía podrá evitar la aparición de complicaciones mayores. Debe hacerse siempre de forma individualizada y ser practicada cuando el obstetra o matrona objetiven un claro beneficio tras su realización.
La episiotomía es un procedimiento quirúrgico leve que se realiza durante el parto y consiste en un corte para agrandar el canal del parto de manera controlada, por parte del ginecólogo o de la matrona, en el período del expulsivo fetal.
Se trata de una incisión con un bisturí o tijera quirúrgica, de extensión y dirección variables, sobre vagina y periné. El objetivo de esta incisión es el aumento de espacio útil durante la expulsión fetal para facilitar su nacimiento y evitar posibles complicaciones derivadas del exceso de presión generado durante el expulsivo. Las estructuras que se cortan son la piel, la mucosa vaginal, el tejido celular subcutáneo y los músculos bulbocavernoso y transverso superficial del periné, que se cierran al finalizar con puntos de sutura.
Existen tres procedimientos quirúrgicos diferentes: el lateral, se extiende de manera perpendicular a la línea media vaginal; el central o medial, que se extiende de manera vertical desde el introito vaginal hacia el ano (en la línea media); y el mediolateral, que se extiende desde el introito vaginal hacia cualquiera de los lados, formando un ángulo de unos 45 grados con la línea media, y pudiendo ser, por tanto, derecha o izquierda.
La episiotomía lateral no es una práctica correcta, y existe evidencia suficiente para evitar la realización de la episiotomía central debido al mayor riesgo de daño sobre el esfínter anal. Por tanto, la episiotomía mediolateral es la más adecuada.
Hay que aclarar que la episiotomía no ha de realizarse de manera sistemática, ya que no ha demostrado reducir la tasa de complicaciones, como los desgarros vaginales, distocias de parto, etc., pero si aumentará la morbilidad.
Debe hacerse siempre de forma individualizada, y deberá ser practicada cuando el obstetra o matrona objetiven un claro beneficio tras su realización. Con una episiotomía bien indicada y realizada, conseguiremos aumentar el espacio efectivo para la salida de la cabeza y cuerpo fetal. En determinadas situaciones, puede evitar la aparición de desgarros vaginales, facilitar y hacer más segura la realización de un parto instrumental, y disminuir el tiempo del expulsivo si las circunstancias así lo requieren.
La tasa de complicaciones es baja y, generalmente, la adecuada indicación de una episiotomía podrá evitar la aparición de complicaciones mayores.