Por: Edithmar Gustavo Ruiz
La lactancia materna es la alimentación con la leche de la madre. Es una forma inigualable de facilitar el alimento y desarrollo correcto de los niños. La OMS (Organización Mundial de la Salud) y el UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) aseguran que la lactancia materna es imprescindible y exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido.
También recomiendan seguir amamantando a partir de los seis meses, al mismo tiempo que se va ofreciendo al bebé otros alimentos complementarios, hasta un mínimo de dos años. La Academia Americana de Pediatría recomienda mantener la lactancia al menos durante el primer año. La lactancia es un proceso que culmina el proceso reproductivo, pero requiere preparación de la madre.
El bebé está preparado para succionar desde que nace, y enseguida puede empezar a tomar del pecho, sólo tienen que aprender a conocerse. Aunque la secreción copiosa de leche comenzará recién a las 48 horas del parto, desde su nacimiento, y durante los próximos seis meses (según recomienda la Organización Mundial de la Salud), a través de la lactancia tendrás con tu hijo una relación única que los unirá al menos 6 veces al día.
Una oportunidad única
Dar el pecho a tu bebé es una de las primeras vías de contacto directo que vas a tener con él. Una manera única de comunicarte sin necesidad de hablar y de darle el alimento y el cariño que necesita durante sus primeros meses de vida. Lo que esto te puede generar, la emoción, esa intimidad que solo conocen la mamá y su bebé, ya es un motivo suficiente para convertir a la lactancia en el mejor método de alimentar a tu hijo. Una vez se logra lactar con éxito, los beneficios para la madre y el bebe son muchos. En esta nota vas a enterarte de la importancia de amamantar a tu bebé, y a poner fin a los mitos que te pueden hacer dudar acerca de si es el método correcto para ti.
Mitos y realidades
- “La lactancia genera un aumento de peso”. Nada más erróneo. Por el contrario, las mujeres que dan el pecho a sus hijos adelgazan mucho más rápidamente la grasa acumulada durante el embarazo.
- “La leche materna o el calostro producido es insuficiente”. No debes preocuparse si durante los primeros días la cantidad de leche que baja es poca. Los bebés tienen reservas suficientes para los primeros 4 o 5 días y no debes alarmarte si en ese lapso el recién nacido adelgaza. La naturaleza le está dando tiempo a que la leche baje y a que el bebé termine de desarrollar sus enzimas digestivas.
- “Para tener mucha leche, hay que tomar mucha leche”. Con tomar un cuarto litro por día, como lo deberías hacer incluso antes de quedar embarazada, alcanza. Lo que sí se recomienda, es tomar mucho líquido, por eso debes tener siempre que alimentes a tu bebé, un vaso de agua cerca.
- “No se puede amamantar si se tiene pechos pequeños o pezones blandos”. Bajo ningún punto de vista la apariencia de los pezones o los pechos afectan la calidad o la producción de la leche materna. Pechos y pezones de cualquier forma pueden satisfacer a un bebé hambriento.
- “Amamantar a un bebé, deforma los pechos de la madre”. Para sorpresa de muchos, amamantar a un bebé no afecta la forma de los pechos de la madre. Puede que los cambios sufridos por el cuerpo durante el embarazo, sí lo hagan, pero bajo ningún punto de vista debe echársele la culpa de esto a la alimentación del bebé a cargo de la mamá.
- “Los nervios pueden cortar la leche”. El estrés de la madre puede ser un factor que interfiera con el normal reflejo de bajada de leche. Sin embargo, la leche sigue estando, aunque si no es succionada la producción disminuye. Una máquina para extracción de leche materna puede ser muy útil en estos casos.
- “Los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar”. Realidad: Aunque muchos bebés más grandes pueden tomar la mayor parte de su leche en los primeros cinco a diez minutos, esto no es generalizable a todos los niños. Los recién nacidos, que apenas están aprendiendo a mamar, no siempre son tan eficientes al pecho y a menudo requieren mucho más tiempo para comer. Poder mamar también depende del reflejo de bajada de la leche materna. Aunque a muchas madres les baja la leche casi inmediatamente, a otras no les sucede igual. En algunas mujeres, la bajada de la leche es escalonada, tiene lugar varias veces durante una sola toma. En vez de adivinar, es mejor permitir que el niño mame hasta que muestre señales de satisfacción, tales como soltarse él solo o tener los brazos y las manos relajados.
- “Nunca despiertes al niño que duerme”. Realidad: Aunque es verdad que la mayoría de los niños indican cuándo tienen hambre, es posible que los recién nacidos no se despierten tan a menudo como lo necesitan, por lo que hay que despertarlos para que coman por lo menos ocho veces cada 24 horas. Quizá no se despiertan a causa de los medicamentos que recibió la madre durante el parto, por ictericia, trauma, chupete de entretención, medicamentos maternos o comportamiento introvertido por parte de los niños a los que se les hace esperar cuando dan señales de hambre. Además, las madres que quieran aprovechar la infertilidad natural que produce la amenorrea durante la lactancia comprobarán que el regreso de la menstruación se demora más cuando el niño sigue mamando de noche.
- “Las madres lactantes deben ofrecer a su bebé siempre ambos pechos en cada toma”. Realidad: Es mucho más importante dejar que el niño termine de tomar del primer lado antes de ofrecer el segundo, aunque esto signifique que rechace el segundo lado durante esa toma. La última leche (que contiene más calorías) se obtiene gradualmente conforme se va vaciando el pecho. Sucede a algunos niños, si se les cambia de lado de forma prematura, que se llenarán de la leche primera, más baja en calorías, en vez de obtener el equilibrio natural entre la leche primera y segunda. Como resultado, el niño no se saciará y perderá peso, y probablemente tendrá cólicos. Durante las primeras semanas, muchas madres ofrecen ambos pechos en cada toma para ayudar a establecer el suministro de leche.