El 80% de los juanetes tiene un claro componente hereditario, pero esto no significa que deba resignarse a sufrirlo si son comunes en su familia. Ciertos hábitos pueden favorecer su aparición o hacer que vaya más allá. Evítelos y tendrá mejor calidad de vida.
Dolor, inflamación, enrojecimiento, aparición de callos entre el primer y el segundo dedo del pie, son algunos de los síntomas típicos de los juanetes, una protuberancia ósea que se forma en el lateral externo del dedo gordo y que es uno de los trastornos más comunes en las consultas de podología.
Pero, por qué se forman estos bultos, para Maite García, presidenta del Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), afirma que el origen del juanete siempre es un mal apoyo.
“Cuando el primer dedo no tiene el apoyo suficiente, intenta abrirse y aumentar su base de apoyo lo que favorece que se empiece a formar el juanete”, explica la podóloga.
A esto hay que sumar la genética, que influye mucho en su aparición. Al igual que se hereda la forma de los dientes o el tipo de uñas, también se hereda el tipo de pie, agrega la doctora.
Aunque el factor hereditario es algo a tener en cuenta, también es verdad que ciertos errores predisponen a padecerlos y algunos de ellos son muy comunes según el ICOPCV.
4 errores aliados de los juanetes
Desde la entidad ponen el foco, sobre todo, en los siguientes:
1. ¿Sus zapatos suelen ser estrechos?
Si no les da a sus pies el espacio suficiente para que los dedos mantengan una correcta posición, es más fácil que el juanete aparezca. Utilizar un modelo que se adapte al ancho de pie, a la distancia que va desde el dedo pequeño al gordo, es clave.
Llevar calzado acabado en punta es uno de los principales errores que se cometen en este sentido. Si le gusta mucho este tipo de calzado, úselo solo para ocasiones especiales y momentos puntuales, pero no recurra a él con frecuencia.
2. ¿Usa tacones a menudo?
Tampoco es lo mejor si no quiere acabar sufriendo juanetes en el futuro.
Al elevar el talón, el peso que deben soportar los pies no se reparte adecuadamente y la parte delantera debe soportar mucho más presión.
Lo ideal es que su calzado del día a día tenga entre 2 y 4 cm de tacón y si opta por unos zapatos más altos, elígelos de tacón ancho que son más estables y permite que el peso se reparta mejor.
3. Ante las primeras señales, ¿le cuesta acudir al podólogo?
No hacerlo puede agravar y mucho la situación. Aunque, afortunadamente, las personas cada vez son más conscientes y quieren evitar o retrasar su aparición.
Cuando el juanete está empezando a aparecer genera dolor en la articulación, pero la deformidad aún no se ve.
“En esta fase ya habría que ir al podólogo, porque permite aplicar un tratamiento corrector que evite la evolución de la patología o retrase su desarrollo”, apunta la presidenta del colegio Valenciano.
4. ¿Sabe si en su familia los juanetes son algo común?
Conocer los antecedentes familiares e informar al podólogo de ellos es fundamental porque así, el especialista podrá pautar revisiones periódicas y aplicar el tratamiento adecuado para su prevención.
“Aunque el 80%de los juanetes se producen debido a un factor genético, actuar a tiempo puede evitar que se desarrollen”, recalca la Dra.
Cómo es el tratamiento y la cirugía del pie
Cuando el juanete se encuentra en fases iniciales y la deformidad que provoca no es muy grande, para tratarlo se pueden utilizar separadores hechos a medida, plantillas, una pauta de ejercicios y antiinflamatorios orales.
Si no es suficiente, se valora una posible infiltración localizada en la zona en la que se nota el dolor o una cirugía, que además de reducir el dolor corrige la deformidad.
“A día de hoy existen muchas técnicas con un porcentaje de éxito muy elevado”, asegura Maite. Se elige entre otras funciones de la fase en la que está el juanete y del tipo de deformidad que provoca.
La diferencia fundamental entre ellas es la manera de intervenir. Puede hacerse mediante cirugía abierta o también con cirugía percutánea, en la que se opera el juanete a través de pequeñas incisiones, como ocurre en la artroscopia.